domingo, 30 de marzo de 2014

Puede afirmarse que antes de la invención de cinceles u otras herramientas prehistóricas, el hombre se aplicó pigmentos sobre su cuerpo para afirmar su identidad, la pertenencia a su grupo y situarse con relación a su ambiente, prepararse para alguna ceremonia o por gusto. Esta práctica fue utilizada como instrumento de transformación; los dibujos y los colores le permitieron alternar en su cuerpo diversas identidades, señalar la entrada en un nuevo estado o grupo social, definir una posición ritual o reafirmar la pertenencia a una comunidad determinada, como también se utilizó sencillamente como ornamento.
 
La pintura corporal reapareció en Occidente a finales del siglo XX, como parte de un arte temporal, en el que el artista crea un dibujo sobre su modelo, y al que se dedican varios festivales, entre ellos el de Seeboden en Austria "World bodypainting festival" y el de Bruselas en Bélgica en el Festival Internacional de la película fantástica, "The International Body Painting Contest".
En la última década la pintura corporal ha ido escalando puestos y reconocimieto a nivel mundial hasta ser hoy día una forma de arte tan admira como los graffities o los tattoos, además en los últimos años nuevas técnicas como el aerografo están logrando unos acabados porcelanicos.

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